Viajes que pudieron ser y no fueron – Fragmento 4.

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Volveremos a diseñar para vivir los viajes desde una nueva realidad, más humana, más tranquila, más natural.

Nuqui, Colombia, Marzo 2020.

Isa y Alejo, esto es simplemente nuestra imaginación tratando de recrear una aventura que les habíamos diseñado para que fuera inolvidable.

Avistamiento de ballenas, Nuquí, Colombia

Este día eran para nosotros tan o más esperado que para ustedes. Seguro el día anterior estaban dejando todo preparado para dejar a los niños con los abuelos, preparando la maleta o consiguiendo el antimosquitos. Seguramente soñando con llegar a Guachalito y descubrir el paraiso.

No sabemos si es el primer viaje en avioneta, pero seguro que despegar de Medellín y empezar a cruzar las montañas de Antioquia es una experiencia que no podrán olvidar. Empezar a ver el río Atrato que serpentea por la cordillera central y que se pierde en el horizonte. En algún momento empiezan a volar sobre el tapón del Darien, zona selvática entre Colombia y Panama impenetrable, parece un colchón verde donde nadie puede entrar. Luego, se asoma el mar, tan grande, tan inmenso, el pacífico, que parece tan tranquilo que dan ganas de empezar a navegarlo.

Abren la puerta de la avioneta y una bofetada de humedad lo inunda todo y desde ya se empiezan a imaginar una cerveza fría. A la salida del aeropuerto los está esperando Ovidio, el lanchero del hotel. 30 minutos después de navegar por la bahía llegan a lo que nosotros consideramos el paraíso en Colombia.

Celina la cocinera, los está esperando con una sonrisa que los llena de alegría y una limonada helada. No hay turistas, la playa está casi que solo para ustedes. Dejan las cosas en la habitación y se van a caminar a la playa que está limitada por la selva y el mar. La naturaleza en su máxima expresión.

Un atardecer en las playas donde se practica surf. Alejado de todo, donde las olas rompen con fuerza en la playa y todo está en calma. Tienen preparado un pequeño picnic para pasar la tarde. Soñamos un poco y los vemos tomando una copa de vino y un cielo que empieza a teñirse de naranja. Amanece y Ovidio los está esperando para llevarlos a caminar y conocer los termales de Jovi. Una navegación entre el mar y el río. Entran en una pequeña canoa por los manglares en busca de los termales; un spa natural dentro de la selva los está esperando.

En la tarde van a la cascada del amor, una cascada a 50 metros de la playa. Una poza con agua cristalina perfecta para disfrutar de la selva y por qué no, encontrar un mono en los árboles .

Este viaje debió durar más tiempo, porque cada rincón de este paraiso tenia tanto para darles que era imposible que vivieran tantas cosas. Y nos disfrutamos imaginariamente cada paso que dieron Las vimos en cada compra que hicimos, en cada hotel que reservamos, en cada excursión que planeamos. Pero siempre dicen que existen las segundas oportunidades, siempre siempre las cosas pueden ser mejor. Así que acá estamos nosotros, tu equipo de viaje esperando el momento perfecto para volver a viajar. Y que la imaginación nos lleve a todos a explorar un nuevo destino.

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