Viajamos a la noche del fuego de Salamina
¿Viajamos a la noche del fuego de Salamina? ¡Visita tú también este pueblo lleno de magia, nosotros te llevamos!
Día 1: Llegada
El viaje comenzó el domingo, viajamos desde Medellín hacia Manizales en un vuelo corto y sin percances. En el aeropuerto parte del equipo ya nos estaba esperando para desplazarnos al centro de Manizales donde nos servimos de un delicioso almuerzo y con el estómago lleno comenzó la aventura. Recorrimos el Corredor Polaco de la Catedral Basílica, 392 escalones nos llevaron hacia la parte más alta donde el esfuerzo se vio recompensado con una maravillosa vista de 360° de la ciudad.
Al terminar el recorrido disfrutamos de un café y emprendimos el camino hacia Salamina en el que tardamos un poco más de dos horas. Al llegar a destino nos encontramos con un hotel de tipo colonial hermoso y muy limpio, dejamos nuestras maletas y nos fuimos a comer.
El restaurante nos dejó impresionados, la entrada es como de una casa antigua, pero al ingresar nos recibió un lugar íntimo de luces tenues, chimenea y jardín con una comida muy agradable.
Día 2: Café entre montañas
Bajamos temprano al restaurante del hotel, los desayunos deliciosos y la amabilidad del personal nos estaban dando una idea de lo que se venía y ya comenzábamos a enamorarnos de Salamina.
Nos estaban esperando unos Jeep y partimos hacia el primer destino: una finca cafetera en la que recogimos café y aprendimos todo sobre el proceso de este fruto desde la semilla hasta la taza.
Almorzamos fiambre campesino, comimos natilla y buñuelo, guarapo recién exprimido y degustamos café. La muestra perfecta de que en este viaje la comida no faltó. Presenciamos diversas muestras artísticas típicas de la región y juegos tradicionales como yoyo, trompo y balero.
En la tarde regresamos a Salamina, conocimos los hoteles más hermosos del lugar y cenamos cerca al parque principal.
Día 3: La noche del fuego en Salamina
Desayunamos temprano para recorrer el Centro Histórico, en el ambiente se sentía que sería un día importante, algunas personas ya estaban afuera de sus casas preparando los faroles que vestirían todo el pueblo en la noche.
Almorzamos, probamos la tradicional Macana y los huevos al vapor. Más tarde volvimos a tomar los Jeep para reunirnos con algunos empresarios que nos contaron sobre sus proyectos y la forma en que le apostaron a Salamina para emprender.
Regresamos a Salamina para encontramos con la bienvenida real a diciembre, las calles llenas de faroles y las personas con música decembrina en sus casas o locales aportaban el toque que faltaba para terminar de animar el ambiente.
Cayó la noche y tuvimos la cena elegante que no puede faltar en los viajes, esta ocasión era importante: viviríamos nuestra primera Noche del Fuego y estábamos a la expectativa. Cenamos y comenzó el recorrido, los coloridos faroles y las luces adornaban cada rincón del pueblo, la escena era mágica y parecía sacada directamente desde un sueño navideño (el mío). Se sentía la alegría y la emoción cada vez era mayor, se escuchaba a los habitantes hablar sobre el show central a la media noche, un show de videomapping sobre la iglesia en el parque principal que finalizaría con un espectáculo de fuegos artificiales.
El show fue impresionante y nos dejó a todos con la boca abierta y aunque a este punto estábamos muy cansados, lo disfrutamos hasta el último minuto.
Día 4: El Valle de la Samaria
Desayunamos y salimos temprano para conocer San Félix, de nuevo nos esperaban los Jeep que siempre le dieron un toque más divertido a cada experiencia. En el recorrido apreciamos casas coloridas que decoraban la cumbre y después de un poco más de una hora llegamos al paraíso, un valle hermoso lleno de enormes e imponentes palmas de cera.
Ni siquiera el frío de los 3000 metros de altura opacaba la belleza de estos terrenos, las palmas tocaban el cielo y nos dejaban sin palabras, estábamos en el Valle del Cocora de Caldas y lo teníamos casi solo para nosotros. Recorrimos el lugar mientras avistábamos aves y aprendíamos de la biodiversidad.
Regresamos en la noche al parque principal de San Félix donde cenamos antes de regresar a Salamina.
Al llegar al hotel algunos continuaron con la fiesta que aún se sentía en el pueblo, otros descansamos para regresar al otro día temprano a nuestras ciudades.
Sin duda alguna en este viaje tuvimos una experiencia inolvidable, conocimos y nos enamoramos de este Pueblo Patrimonio y su cultura sin par, presenciamos espectaculares paisajes, probamos comida deliciosa, conocimos a las personas más amables, avistamos aves que no conocíamos y experimentamos un pedacito de la forma de vivir la navidad en este sitio de Caldas.