Viajes que pudieron ser y no fueron – Fragmento 3.

Volveremos a diseñar para vivir los viajes desde una nueva realidad, más humana, más tranquila, más natural.

Turquía, Marzo 2020.

Valeria, Veronica y Camila, esto es simplemente nuestra imaginación tratando de recrear una aventura que les habíamos diseñado para que fuera inolvidable

Capadoccia, Turquia

Son 12 kilos los que podemos llevar, no podemos empacar todo, son solo 4 días. Pero ¿qué llevamos para ver el amanecer en el globo?. ¿Dónde nos encontramos? ¿en nuevos ministerios o nos vemos directamente en el aeropuerto de Barajas?. Estas son las conversaciones que nos imaginamos que tendrían antes de salir de viaje . Como no podemos saber cómo fue algo que no es, vamos a dejarles unas imágenes imaginarias de lo que nos soñábamos que iba a ser.

Llegaron a Estambul y les tocó salir corriendo para tomar el vuelo a Kayseri, la puerta de entrada al desierto de Goreme. Llegaron al hotel y no se dieron cuenta de tantas horas que viajaron. La habitación es perfecta, es un hospedaje cueva de los típicos de la región y tiene una terraza con una vista magnífica, que auguraban unas imágenes perfectas del amanecer.

4:30 am, el guía se encontraba en el hall, les tocó salir sin ducharse, aún estaban dormidas cuando llegaron a la explanada donde las espeaban los globos. Despegó tan suave que no sintieron en qué momento empezó el cielo a teñirse de morado. A lo lejos, aún se veían algunos picos nevados. Lentamente todo se empieza a poner naranja y aparecen un montón de globos en el cielo. La imagen perfecta, una foto única de un sueño cumplido.

Estambul, 9:00am, llevan 15 minutos desde que salieron del hotel. Se alejaban de Asia, cruzando el puente de Galata para llegar a Europa. Escuchan campanas, sonidos que salen de muchos puntos de la ciudad, un canto en un idioma que no entienden pero que transmiten paz, las lleva a imaginar la cantidad de historias que vivió esta ciudad. Era el llamado a la oración que se repite varias veces al día. La entrada al Gran Bazar, vendedores que les hablan en Español, manos de Fátima, zapatos de cuero, bolsos de imitación y en cada tienda en la que entran les ofrecen té, símbolo de amistad y hospitalidad. Terminan en un crucero en el Bósforo, navegando por el cuerno de oro.

Esta aventura acabó demasiado pronto, en un viaje el tiempo nunca es demasiado. Nos disfrutamos imaginariamente cada paso que dieron.

Las vimos en cada compra que hicimos, en cada hotel que reservamos, en cada excursión que planeamos. Pero siempre dicen que existen las segundas oportunidades, siempre siempre las cosas pueden ser mejor. Así que acá estamos nosotros, tu equipo de viaje esperando el momento perfecto para volver a viajar. Y que la imaginación nos lleve a todos a explorar un nuevo destino.

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